Perspectivas de Salud
La revista de la Organización Panamericana de la Salud
Volumen 7, Número 3, 2002

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Una unión de medicinas
por Owain Johnson, fotos ©Keith Dannemiller

En el estado Amazonas de Venezuela, médicos occidentales y tradicionales están aprendiendo a colaborar para satisfacer las necesidades de salud de las comunidades indígenas.

 Indigenous woman
Una mujer venezolana indígena cosecha una planta oriunda del Amazonas utilizada por los curanderos tradicionales para tratar dolores menstruales.
Es necesario un viaje de 20 minutos en una piragua motorizada desde la tierra firme de Venezuela para llegar hasta Isla Ratón, una isla cubierta de árboles en el medio del Orinoco, el río que allí sirve de frontera natural entre Venezuela y Colombia. Aunque el pueblo situado en la isla es la sede del municipio indígena venezolano de Autana, sus calles están momentaneamente desiertas mientras todos se refugian del abrasador sol del mediodía.

Isla Ratón será durante los próximos 10 meses el hogar de Jenny García, una médica venezolana recién graduada que vino a la isla para cumplir con el servicio rural obligatorio que se exige a todos los médicos venezolanos. García dirige el puesto de salud local y se encarga de visitar las numerosas comunidades remotas del municipio Autana. Aunque sólo ha estado aquí un par de meses, y a pesar del bochornoso clima del norte amazónico, se siente como en casa. Aun más importante, es que también aprendió a convivir con lo que se podría llamar la competencia de los médicos del lugar: los chamanes indígenas, que practican la curación tradicional casi de la misma manera que muchos siglos atrás.

“Tenemos que respetar la popularidad de la medicina tradicional”, explica García a un visitante. “Aquí, el chamán es una figura muy importante, por eso no podemos competir con él. Al contrario, lo que hacemos es alternar la medicina tradicional con la occidental. Compartimos información con los médicos tradicionales y buscamos sus opiniones”.

Esta actitud de García es reflejo de una nueva manera de buscar la cooperación con la medicina tradicional, recomendada por los especialistas en salud pública tanto en Venezuela como a nivel internacional. Esto coincide con el interés cada vez mayor en los países desarrollados por los métodos de la medicina tradicional -desde la acupuntura hasta los remedios herbarios- como “medicina alternativa”, así como el creciente interés comercial suscitado por la utilización en la farmacología actual de las plantas medicinales tradicionales.

Pero, aun más importante, es el reconocimiento de que los métodos tradicionales de curación, basados en las culturas y los recursos locales y aplicados durante siglos, pueden ser eficaces y, de todas maneras, siguen siendo la forma de atención de salud más asequible para millones de personas de los países en desarrollo.

“La medicina tradicional, que comprende el conocimiento colectivo acerca de curas, estrategias de autocuidado y otros métodos tradicionales, forma parte de los recursos comunitarios”, señala Rocío Rojas, experta en salud de los indígenas, que trabaja con la Organización Panamericana de la Salud (OPS). “Es esencial conocer mejor estos métodos para formular estrategias que mejoren el acceso de las poblaciones indígenas a una atención de salud de calidad”.

La selva pluvial amazónica ocupa el corazón de América del Sur y es un tesoro de diversidad tanto étnica como biológica. Para Venezuela y otros gobiernos de la región, la prestación de atención de salud y otros servicios básicos a las comunidades indígenas amazónicas es un gran reto que ha hecho figurar las relaciones entre la medicina occidental y la tradicional en el programa político nacional.

En años recientes, las autoridades venezolanas formularon la legislación que formaliza esa relación en el sistema de salud nacional. El artículo 122 de la nueva constitución (que entró en vigencia en 2000) reconoce el derecho de los pacientes indígenas a recibir tratamientos culturalmente apropiados y estipula la obligación de los médicos de tener en cuenta las creencias y las normas culturales locales. Un proyecto de ley nacional de salud, actualmente en consideración por la Asamblea Nacional, establece expresamente que “los pueblos indígenas tienen el derecho del uso a su medicina y prácticas de salud tradicionales…este derecho no menoscabe el derecho de estos pueblos al acceso sin discriminación alguna al sistema nacional de salud”. Jorge Luis Prosperi, asesor de la OPS en Caracas, especializado en sistemas y servicios de salud, cree que este nuevo marco legal es uno de los más avanzados de las Américas. Lo considera un “primer paso necesario para prestar los servicios apropiados”.

El paso siguiente, y el más complicado, es que el ministerio de Salud y Desarrollo Social de Venezuela comprenda plenamente las necesidades y la cultura de las comunidades indígenas a las que tiene la responsabilidad de servir. En algunas partes del estado Amazonas, principalmente en Isla Ratón, los trabajadores de salud han venido trabajando con ciertas comunidades por muchos años y han logrado entender el idioma, la cultura y las necesidades de salud del lugar. Esto los ha ayudado a fomentar relaciones cordiales y de cooperación con los chamanes y otros practicantes tradicionales locales.

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