Perspectivas de Salud
La revista de la Organización Panamericana de la Salud
Volumen 7, Número 3, 2002

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Con palabras e imágenes

por Sir George Alleyne

El mundo de interconexión casi infinita planteará problemas nuevos que una nación no podrá resolver por sí sola. Habrá necesidad de acción conjunta y la comunicación mediante palabras e imágenes podrá servir para crear una verdadera comunidad para la salud en nuestra Región.

No pienso haber dicho realmente la última palabra alguna vez en mi vida y, en verdad, en asuntos de salud nunca hay una última palabra. Sin embargo, en esta oportunidad aprovecharé para reflexionar aquí por última vez acerca de los orígenes de esta revista, mi percepción de ella y mis pensamientos acerca de sus perspectivas. Reflexionaré sobre cómo ha sido coherente con mi criterio acerca de cómo se debe percibir y usar la información en una organización como la nuestra. También mencionaré algunos de los actores clave que son los artífices de su éxito.

Fue en abril de 1995 -sólo tres meses después de que asumí el cargo- que Roberta Okey y Daniel Epstein, de nuestra Oficina de Información Pública, vinieron a proponerme que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicase una revista de noticias. La idea me gustó de inmediato, pero debido a mi naturaleza cautelosa y con la consideración debida a nuestra situación financiera, quizás no les transmití mi entusiasmo. Les aconsejé que realizaran una encuesta entre los posibles lectores para determinar la necesidad de tal revista. Cinco meses después, cuando Okey regresó con Bryna Brennan, jefa de la oficina de información pública, para mostrarme los resultados positivos de la encuesta, pude expresar abiertamente mi entusiasmo acerca del proyecto y acepté el presupuesto que me presentaron.

Cuando en 1996 apareció el primer número, todos se entusiasmaron y le vaticinaron un futuro halagüeño. Cuando se lanzó la revista oficialmente, la presenté y hablé calurosamente, primero acerca de la idea en general y luego acerca de los contenidos, recalcando en particular la importancia de la imagen de la portada. Ella simbolizaba, quizás aun mejor de lo que los redactores se percataban, lo que sería la revista. Era una fotografía de un vendedor callejero que empujaba su triciclo firmemente hacia adelante. Era una imagen de movimiento y determinación que reflejaba la realidad de la vida y la salud en nuestras calles y la gente que allí ganaba su vida. Esto fue una afirmación de que la información que presentaríamos a nuestro público sería con fotografías de nuestros archivos, muchas captadas a través de la lente de nuestro maestro fotógrafo, Armando Waak, así como las imágenes pintadas vívidamente en palabras.

 Covers of different editions

Siempre me ha fascinado la palabra escrita y desde hace mucho tiempo he tenido un gran respeto por los significados que transmite. Aunque no iría tan lejos como Chejov, quien en sus palabras postreras afirmó: “la medicina es mi esposa legal y la literatura es mi amante”, reconozco que comparto algo de esa tendencia; por eso, me alegra ver aspectos de la salud y de la medicina reflejados en la literatura de diversos géneros. Perspectivas de Salud en verdad ha permitido a muchos entender los hechos que conllevan muchos problemas y triunfos de la salud y los enmarca en contextos que ellos entienden. La revista debía informar, así como entretener -una función que ha llevado a cabo muy bien.

Vi esta revista de noticias como una de las maneras en las que usaríamos la información en la OPS. Dejé claro desde el primer día que la información sería clave en nuestro trabajo y cité el famoso coro de T. S. Eliot, La Roca:

¿“Dónde está la vida que hemos perdido al vivir?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en el conocimiento?
¿Dónde está el conocimiento que hemos perdido en la información”?

Como el conocido internacionalista y académico Harland Cleveland podría haber agregado, ¿Dónde está la información que hemos perdido en los datos? completando así la cadena que va de los datos a la sabiduría. Siempre he creído que la información es el eslabón clave en esa cadena y cualquier organización buena tiene que conceptualizar y hacer operativo su uso adecuado de la información.

También he creído lo que el industrialista Alfred P. Sloan supuestamente ha fijado como una guía principal para su éxito: “Conozca su producto y conozca a su público”. Nuestro producto es muy claramente nuestra cooperación técnica, pero nuestros públicos son muchos y variados y nuestro éxito en lograr que nuestro producto sea comprensible para nuestro público dependerá de nuestro uso adecuado de la información. Tenemos como público a los países de las Américas, quienes suelen estar representados por sus ministros de Salud.

Pero como cualquier organización sostenida por fondos públicos, tenemos una responsabilidad con los diversos organismos públicos de los países a los que asistimos. Ellos desean vincularse con lo que hacemos. Creo que desean sentir empatía y a veces simpatizar con nosotros como organización. Pero también desean que se les presenten de una manera atractiva algunos de los relatos humanos que rodean a la salud y que la información no esté relacionada sólo con los datos incorpóreos que no tienen rostros sonrientes ni surcados de lágrimas. Desean relacionarse con las historias del triunfo humano y la realidad, a menudo no expresada, de que la muerte es una característica inevitable de la condición humana. Desean relacionarse con una organización y apoyarla porque ellos ven algunas de sus acciones en sí mismos y pueden complacerles las metas que se pintan sutilmente mediante las palabras y las imágenes.

Esta clase de comunicación y esta clase de información serán cada vez más importantes en años venideros. No cabe la menor duda de que este mundo nuevo de interconexión casi infinita planteará problemas que una nación no puede resolver por sí sola y habrá necesidad de la clase de arreglos conjuntos que facilitan la acción internacional. Uno podría decir que éste fue el motivo de la creación de la OPS hace 100 años. Eso es verdad, pero la diferencia radica ahora en la intensidad y la velocidad de las vinculaciones y la naturaleza de los problemas. La amenaza de las enfermedades infecciosas quizás se acepte más fácilmente como asunto de interés internacional que los muchos y variados problemas de salud que forman el mosaico epidemiológico de las Américas. Es necesario poder comunicarle al público el denominador común esencial de muchos de estos problemas de salud y transmitir la idea de que los héroes de la salud hoy en día son absolutamente tan valientes como los de hace un siglo e igualmente merecedores de nuestro reconocimiento. Pueden cambiar las enfermedades, pero no la naturaleza del sufrimiento humano. Esta clase de comunicación puede servir para crear una verdadera comunidad para la salud en nuestra Región, al tiempo que proporciona el entretenimiento visual generado por el uso eficaz de las imágenes y de las palabras.

Habrá quienes vaticinen que los medios modernos de comunicación tornarán anticuado este tipo de publicación y que habrá maneras más eficaces de transmitir la información al público que deseamos alcanzar. Yo digo, tal vez. El tacto es también uno de los sentidos que necesita ser satisfecho, y la transportabilidad que es una virtud de este medio contribuye a mi optimismo acerca de su futuro. El medio es apropiado y atractivo y el mensaje es convincente.

Estas son razones suficientes para sentirse satisfechos con el nacimiento y crecimiento de esta revista y predecirle un brillante porvenir.

Sir George Alleyne concluye su segundo período como director de la Organización Panamericana de la Salud en enero de 2003.

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