Noticias e Información Pública
Información de Prensa

Seguridad vial en América Latina y el Caribe

Hacia una "recuperación democrática del espacio público" en las Américas

 Dr. Alberto Concha-Eastman

Hablamos con...
Dr. Alberto Concha-Eastman
Consejero Regional de la OPS en Prevención de la Violencia y Seguridad Vial

Para el Consejero Regional responsable de los asuntos sobre seguridad vial de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Dr. Alberto Concha-Eastman, la reunión del 12 al 14 de este mes en San José, Costa Rica, sobre prevención de accidentes y en pro de la seguridad de las carreteras en América Latina y el Caribe, representa una nueva oportunidad para que todos los sectores implicados enfaticen con acciones programáticas y de comportamiento tangible su compromiso político, institucional y ciudadano por revertir unas preocupantes cifras de siniestralidad en las vías de tránsito de la Región.

Dr. Concha-Eastman, las entidades organizadoras de la reunión regional sobre seguridad vial que del 12 al 14 de este mes tendrá lugar en San José confían en que con este foro aumente la concienciación pública, privada y de la sociedad civil sobre la gravedad de un fenómeno que, según datos de la OPS/OMS, hizo de América Latina en el 2000 la región del mundo con la mayor tasa per cápita promedio de fatalidades por accidentes de tráfico. ¿Son suficientes tres días para resolver este problema?

Lo que este foro denota es que el tema de la seguridad vial en la Región está de alguna manera empezando a ser visto más y más como una prioridad tanto a nivel político como por los sectores privados y de la sociedad civil. Estos tres días hacen parte de un esfuerzo sostenido que ya empezó hace algunos años; un esfuerzo que va sumando a más y más gobiernos de la Región, a expertos, académicos y técnicos de todos los sectores implicados, a la sociedad civil, a las entidades industriales y del sector privado y también a los medios de comunicación. Está fuera de toda discusión el hecho de que la epidemia de la siniestralidad y de los traumatismos causados por accidentes de tráfico, tal y como se refleja en sus actuales cifras, es un problema de extraordinaria magnitud que, al contrario que otras situaciones y realidades, es algo perfectamente prevenible. Es por ello que hemos de insistir en tomarnos muy seriamente la seguridad vial y la prevención de accidentes. Especialmente en las Américas. La siniestralidad en las carreteras de América Latina y del Caribe va mucho más allá de constituir un problema de salud pública. Sí es este, indudablemente, un gran problema de salud pública. Pero también lo es de salud política y de comportamiento cívico. Unido a las pérdidas irreparables de seres queridos y al sufrimiento que experimentan cientos de miles de familias por los traumatismos y discapacidad resultante de los accidentes de tráfico, la falta de seguridad vial en nuestra Región constituye un gigantesco multiplicador que drena la capacidad y los limitados recursos disponibles por los sistemas de salud y por los presupuestos de todos los países. La reunión de San José es sintomática de que sí se puede abordar este problema siempre y cuando haya un verdadero compromiso.

En una conferencia anterior a esta de San José que se celebró bajo los auspicios de la OPS en Brasilia entre el 8 y el 9 de diciembre del pasado año, usted aseguró allí que sí es posible experimentar una recuperación democrática del espacio público. ¿Está convencido de que en las Américas se puede lograr esa conversión del espacio público?

Sin duda. Ello se viene demostrando no sólo en países industrialmente avanzados, sino también en países con graves carencias y limitaciones al desarrollo como muchos de los que integran nuestro hemisferio. En aquella ocasión en Brasilia, al hablar de la idea de recuperación democrática de la vía pública me refería específicamente y si no recuerdo mal, al caso de algunas ciudades latinoamericanas donde el esfuerzo coordinado de todos los sectores implicados y el demostrado compromiso de las autoridades y de la sociedad por revertir lo que para muchos parecía poco menos que un desafío casi imposible de abordar, han dado resultados que han convertido a estas capitales en referentes y modelos a seguir. Ello, claro está, sin menosprecio de las particularidades y los valores socioculturales de cada nación. Casos como el de Bogotá, en Colombia, donde la recuperación democrática del espacio público ha logrado avances significativos en los últimos años. Pero esta recuperación no es cosa de un día. Tampoco es algo que se logra a golpe de varita mágica. Esta recuperación es un proceso apasionante y de una legitimidad incuestionable que no revierte en beneficio de unos pocos, sino de toda la sociedad. Deje que le de apenas un ejemplo. En Bogotá, la tasa de mortalidad de víctimas de accidentes de tráfico ha decrecido sostenidamente desde 1995 hasta el 2004, año de las últimas estadísticas que manejamos. En 1995 el índice fue de 25 muertos por 100.000 habitantes. Para el 2004 el número pasó a 8 por 100.000.

¿Cómo ha sido eso posible? ¿Cómo se ha logrado una mejora sostenida más allá de los cambios políticos periódicos en el liderazgo municipal de esa ciudad?

Parafraseando lo que también en Brasilia dijo el Dr. Etienne Krug, director del departamento de Prevención de la Violencia y los Traumatismos de la Organización Mundial de la Salud, las respuestas son diferentes en países diferentes, pero los principios son los mismos. El gobierno de la ciudad de Bogotá tuvo varios alcaldes entre 1995 y 2004. Sin embargo, el principio de la seguridad vial y de la prevención se mantuvo por encima de las normales y saludables fluctuaciones democráticas.

Por último, y en referencia a la seguridad vial y el consumo de alcohol, las cifras de siniestralidad son conclusivas en cuanto a la inter-relación de siniestros y alcohol. En las Américas, las estadísticas apuntan a que, entre hombres, hasta un 13% de todas las fatalidades en accidentes de tráfico el alcohol tuvo un papel fundamental. Según esas mismas cifras, el porcentaje entre mujeres fue de un 3.4%. ¿Qué puede hacerse para dar respuestas efectivas a este problema del alcohol y la conducción?

La Organización Panamericana de la Salud ha estado trabajando en el desarrollo de una estrategia regional y ayudando a los países a la implementación de políticas más efectivas. Como reiteradamente ha indicado la Dra. Maristela Monteiro, asesora regional de la OPS en el área de Alcohol y Abuso de Sustancias, una aplicación sistemática y rigurosa de la ley, junto con campañas de educación pública que en particular vengan a redundar en el apoyo a cambios legislativos y de acciones de la propia comunidad, son dos de las medidas que, con su práctica, han logrado reducir esos porcentajes de relación entre alcoholemia y fatalidades en las carreteras. También este es uno de los grandes asuntos a tratar no sólo en San José sino también en otras citas futuras de avance en pro de la seguridad vial y la prevención que de seguro se van a programar en América Latina y el Caribe. Estos impulsos seguirán contando con todo el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud.

Enlace de interés:

La OPS fue establecida en 1902 y es la organización de salud pública más antigua del mundo. Es la Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud y trabaja con los países para mejorar la salud y elevar la calidad de vida de sus habitantes.

Volver al comunicado de prensa

Para mayor información, b-roll y fotografías por favor comunicarse con , Area de Información Pública, tel. 202-974-3699, fax 202-974-3143.