Volumen 6, Número 2 - 2002

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1902 - 2002
100 años de
panamericanismo

por James Patrick Kiernan
 

Mientras la OPS celebra su centenario este año, un historiador de la OEA recuerda los inicios de este siglo de progreso humano en las Américas.

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Cuando el Presidente de los Estados Unidos Theodore Roosevelt dio la bienvenida a los delegados a la Primera Convención Sanitaria General Internacional de las Repúblicas Americanas en Washington, D.C., en diciembre de 1902, sus pensamientos pueden haber estado, al menos en parte, a unas 2.000 millas de allí, en el inconcluso Canal de Panamá.

Ese esfuerzo monumental -que se convertiría en el proyecto favorito del presidente Roosevelt- era el símbolo de los florecientes vínculos comerciales entre las repúblicas americanas, pero también de su creciente vulnerabilidad a la propagación de enfermedades. Abandonado 14 años antes por una compañía francesa, el proyecto del canal fracasó en gran parte por la fiebre amarilla, que junto con la malaria había matado a unos 20.000 trabajadores. Sólo al controlar la fiebre amarilla (erradicada oficialmente en Panamá en 1905) pudo la administración Roosevelt terminar el canal en 1914.

La fiebre amarilla -y el control de las enfermedades epidémicas en general-encabezaba la agenda de la Convención Sanitaria Internacional de 1902, en la que delegados de 11 países se congregaron en el New Willard Hotel de Washington. Carlos J. Finlay, distinguido médico cubano, presentó un documento titulado żEs el mosquito el único agente a través del cual se transmite la fiebre amarilla? Argumentó que lo era, y su teoría, entonces polémica, con el tiempo sería la clave de la derrota de la enfermedad. Pero, en 1902, muchos colegas delegados rechazaron sus conclusiones. Sin embargo, compartían sus metas. Al final de la conferencia, el Dr. Finlay y tres más fueron nombrados a un comité encargado del establecimiento de un nuevo organismo de salud internacional para las Américas.

La resolución final de la convención declaraba: "Se resuelve, además, que la Oficina Sanitaria Internacional estará obligada a prestar el mejor auxilio que pueda y toda la experiencia que posea, para contribuir a que se obtenga la mayor protección posible de la salud pública de cada una de dichas Repúblicas, a fin de que se eliminen las enfermedades y de que se facilite el comercio entre las expresadas Repúblicas".

A mediados del siglo XIX, los primeros esfuerzos para la cooperación interamericana se habían dirigido casi exclusivamente a la reglamentación y el fomento del comercio continental. Pero en la aurora del XX, urgía reducir la propagación a través del comercio marítimo de enfermedades epidémicas como la fiebre amarilla, el cólera y la peste.

Estas exigencias llevaron a la creación de la Unión Panamericana y la Oficina Sanitaria Internacional, precursores, respectivamente, de las actuales Organización de los Estados Americanos (OEA) y Organización Panamericana de la Salud (OPS). Establecidas más de tres décadas antes que las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la OPS y la OEA comparten la distinción de ser las organizaciones internacionales en funcionamiento continuo más antiguas, no sólo en las Américas sino en el mundo.

Durante los 100 últimos años, la OEA y la OPS han progresado juntas de entidades de papel, virtualmente desprovistas de personal y sin sede, a organizaciones internacionales mundialmente reconocidas con miles de funcionarios internacionales. Unidas han promovido nuevas formas de cooperación para mejorar la salud y las condiciones sociales en las Américas, compartiendo el crédito por avances importantes en la lucha contra la pobreza, la ignorancia y la enfermedad.

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