Perspectivas de Salud - Volumen 6, Número 2 - 2002
Última palabra

¿Quiénes son estos tipos?
por Thomas Scalway

Ellos son omnipresentes y a menudo sutilmente amenazantes. Merodean en grupos en las esquinas callejeras, usan un lenguaje subido de tono, parecen estar listos para causar problemas -y muy a menudo lo hacen.

 Adolescents in street corner
Los varones entre 15 y 24 representan casi la mitad de los hombres que padecen el VIH.  [Foto ©OPS/OMS Armando Waak]
"Así son los niños", observamos con resignación. ¿O es, "así son los hombres?"

¿Quiénes son los varones jóvenes? En nuestras sociedades, a menudo son definidos por lo que no son: ya no son niños, todavía no son "hombres de verdad", con frecuencia todavía no están empleados y la mayoría aún no son padres. Son los miembros de un sistema en el cual no tienen un estado real.

Los niños y los jóvenes afrontan problemas únicos en el camino a la virilidad, pero a menudo estos se pasan por alto. En parte, esto se debe a su aparente invulnerabilidad física y emocional. A menudo actúan fuertes, imperturbables y resistentes. Estamos menos preocupados por los problemas que padecen que por aquellos que causan. Después de todo, en las Américas y en cualquier otro lugar, cuando una persona es hostigada en las calles o es víctima de un crimen, lo más probable es que los autores sean varones jóvenes.

En muchos aspectos, los varones jóvenes parecen ser los peores enemigos de sí mismos. Son más propensos a inyectarse drogas y lo más probable es que lo hagan empleando métodos riesgosos. Tienen más parejas sexuales que otros grupos, no obstante dicen que se sienten menos en riesgo del SIDA. En muchos países, es más probable que los varones jóvenes paguen por sexo y asalten a sus compañeras sexuales. Son el grupo con mayor probabilidad de terminar en la cárcel, un terreno fértil para aún mayor riesgo sexual, abuso de drogas y violencia.

De los muchos peligros que enfrentan los jóvenes, el VIH es uno de los más graves. Aunque las mujeres son más vulnerables a contraer el VIH, los hombres son quienes impulsan la epidemia de infección por el VIH/SIDA porque tienden a tener más poder en las relaciones sexuales, determinando, por ejemplo, cuándo deben tener lugar y si se usará condón. Es más, en las Américas como en otros lugares, los niños están siendo sexualmente activos a una edad cada vez más temprana. Cuatro de cada 10 niños jamaiquinos han tenido relaciones sexuales antes de los 15 años de edad. A esta edad, un tercio de los niños estadounidenses y brasileños ya ha tenido relaciones sexuales, como ocurre con un cuarto de los niños de Costa Rica y la República Dominicana.

Los varones menores de 25 años representan hasta el 25 por ciento de la población mundial que vive con el VIH. Los varones mayores constituyen otro cuarto, mientras las mujeres representan la mitad restante. Esto significa que los varones menores de 25 representan aproximadamente la mitad de todos los hombres infectados por el VIH. Una pequeña proporción de estos son lactantes nacidos con el virus, pero la gran mayoría son niños y varones en la estrecha franja etaria de 15 a 24. El hecho de que este grupo de edad, que abarca sólo 9 años, represente casi la mitad de todos los hombres que viven con el virus indica que los niños y los varones jóvenes son uno de los grupos más vulnerables -y peligrosos- de la epidemia.

Este patrón se puede cambiar. Los varones jóvenes están en una edad y etapa de desarrollo en la cual todavía están formando sus actitudes y comportamiento. Muchos de ellos todavía están en la escuela o la universidad, donde hay estructuras implantadas para la educación de aptitudes para la vida. La mayoría es influida fácilmente por los líderes de la comunidad y de sus compañeros y por figuras de los medios como cantantes populares y artistas de películas. Y los varones jóvenes sí tienen voluntad para aprender.

 AIDS ribbon Anteriormente, la salud sexual y reproductiva se centraba en la planificación de la familia y se consideraba en general un dominio femenino. Recientemente, se han realizado muchos más esfuerzos para incluir a los hombres en los temas de salud reproductiva y para ofrecerles servicios más amistosos. Pero se necesita aún mucho trabajo para aumentar la conciencia sobre las complejidades de la masculinidad y el comportamiento sexual y para poner esta conciencia en práctica.

En América Latina, donde hay más servicios para los varones jóvenes que en otras regiones, en una encuesta de la Organización Mundial de la Salud de 1998, 17 organizaciones informaron que los servicios para los adolescentes varones eran escasos e insuficientemente dotados de recursos. La mayoría de sus fondos provino de organismos internacionales privados, no de gobiernos.

Una encuesta realizada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional acerca de sus programas de salud sexual en los países en desarrollo encontró que sólo el 25 por ciento de los concurrentes a estos programas eran varones y sólo el 10 por ciento de los fondos de la USAID eran asignados para trabajar con los hombres. No obstante, los programas de la USAID son considerados como relativamente progresistas en cuanto a la participación masculina.

Desarrollo de la masculinidad

Las ciencias sociales, en particular la antropología y los estudios culturales, han estado haciendo un énfasis creciente en los hombres y las "masculinidades". Los componentes sociales de la masculinidad -aquellas prácticas culturales que establecen las diferencias entre los hombres y las mujeres- pueden remontarse a la antigüedad, con orígenes en las leyes, las formas de gobierno, la distribución de los bienes y servicios, las actividades diarias y aun el idioma y las formas de pensar. Estas diferencias son principalmente de poder, con los hombres poseyendo más que las mujeres en casi todas las esferas sociales.

¿Pero dónde encajan aquí los varones jóvenes? La psicología nos ha enseñado un poco acerca de cómo los niños aprenden el comportamiento masculino. Sabemos de los cambios biológicos asociados con la pubertad y las funciones de las hormonas en este período. También sabemos que con frecuencia los niños se convierten en hombres que establecen relaciones desiguales y perjudiciales con el sexo opuesto. ¿Qué los lleva a eso? ¿Cuál es su versión de la historia?

En la bibliografía sobre género y desarrollo, se ha operado un cambio en la percepción de los hombres, no vistos ya sólo como "el problema", la causa del sufrimiento de las mujeres. Hay un reconocimiento creciente de que los hombres y los niños enfrentan sus propios retos y que viven en un sistema de género que también puede causarles sufrimiento.

 
Es crucial comprender a los niños y jóvenes y los problemas especiales que enfrentan, para convertirlos en aliados en la batalla contra el SIDA
 

Los hombres se enfrentan con la presión social para ajustarse a las ideas dominantes acerca de cómo ser un hombre y el no ajustarse puede conducir a la discriminación o la desventaja. Para los varones jóvenes, la meta de convertirse en un hombre ideal puede ser frustrante y hasta peligrosa. Si se supone que los hombres son poderosos, ¿cómo se supone que los varones jóvenes en situaciones de pobreza y cambio social rápido obtengan poder? Si se supone que los varones jóvenes deben ser fuertes, ¿cómo pueden probar su fuerza en un contexto urbano donde hay pocas actividades recreativas u otros canales legítimos para la expresión física? Si se supone que deben hacer invitaciones costosas a sus enamoradas, ¿cómo pueden hacerlo sin dinero y escasas oportunidades legales para conseguirlo? Si se supone que los hombres deben poder mantener a una familia, ¿cómo pueden hacer esto en una economía moderna competitiva en la cual no parecen poder entrar?

Por cierto, un número creciente de hombres está adoptando por sí mismo una visión de un mundo más equitativo en términos de género. Estos hombres necesitan ser aceptados como socios en los programas de salud reproductiva y trabajo de desarrollo en general. Si bien las organizaciones en todo el mundo están reconociendo esto, tomando medidas al respecto y en muchos casos teniendo un grado significativo de éxito, todavía son la minoría y, en general, el cambio es exasperadamente lento.

Antes de que un mayor número de varones jóvenes se convierta en aliado en la lucha contra el VIH, las organizaciones que trabajan en esta área tendrán que hacer más para alcanzarlos, creando oportunidades para ellos y comprendiendo y satisfaciendo sus necesidades especiales. Esto implica que aquellos dedicados a la atención y prevención del SIDA deben esforzarse por dejar a un lado las actitudes de condena y, en cambio, analizar seriamente lo que significa ser un hombre joven.

Thomas Scalway es el autor de Los Varones Jóvenes y el VIH: Cultura, pobreza y el riesgo sexual, publicado por ONUSIDA y el Panos Institute de Londres.


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