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Esta editorial continúa la discusión sobre evaluaciones de daños postdesastre que se inició en la última edición de este boletín. Las evaluaciones son un primer e importante paso que se necesita para poder determinar las necesidades humanitarias más inmediatas. La manera en que los gobiernos manejan estas evaluaciones y coordinan con otras agencias que hacen sus propias evaluaciones tiene implicaciones que influirán en el resultado final, así como en el nivel y la calidad de la ayuda humanitaria recibida.

 

Organizar las misiones de búsqueda de información y mejorar el flujo de la información

Como mencionamos en la primera parte de este artículo, muchos actores internacionales se sienten con la responsabilidad de enviar sus propias misiones de búsqueda de información o equipos de evaluación a un país afectado por un desastre. Los coordinadores nacionales de desastres deben ser pragmáticos y aceptar que estos equipos competirán por su tiempo y atención, justo cuando ellos deben atender y brindar información a sus propias autoridades.

Cuando un país ha sido afectado por un desastre, las autoridades, por lo general, tratan de dirigir la ayuda externa a las necesidades prioritarias de las víctimas (aquellas que no pueden ser satisfechas por el propio país), o por lo menos alejar a los donantes de esfuerzos de respuesta innecesarios o duplicados. Los equipos externos de evaluación con frecuencia tienen una amplia experiencia y conocimientos técnicos que no se pueden encontrar fácilmente en todos los países. Por lo tanto, es sumamente positivo para el país afectado trabajar con ellos en forma coordinada. Las siguientes recomendaciones pueden ayudar a los gobiernos para aprovechar al máximo estas potenciales habilidades externas:

  • Sea transparente y genere confianza: Cuando se trata de estimar daños y necesidades, es mejor equivocarse en el lado seguro. Las autoridades nacionales no deben aceptar a ciegas los datos ofrecidos por las comunidades afectadas. Del mismo modo, los equipos internacionales no pueden simplemente aceptar el diagnóstico de las autoridades locales, y hacen un chequeo sobre la validez de los estimados. Los gobiernos pueden usar ese enfoque para mejorar sus propios estimados.

  • Enfóquese en necesidades pendientes que realmente puedan ser cubiertas por la asistencia externa. Por ejemplo, en general no hay razón que justifique la solicitud de suministros de primeros auxilios (excepto para reabastecer el stock), ya que la fase de primeros auxilios habrá terminado antes que lleguen estos suministros. Antes de solicitar equipos de búsqueda y rescate y hospitales para atender traumatismos, debe considerar el costo-beneficio y el tiempo que tardarán en llegar. ¡Ignore las necesidades de ayer y anticipe las necesidades futuras!
  • Considere que los equipos de asistencia bilaterales, o de Naciones Unidas no son un problema que consume tiempo, sino una fuente adicional de experiencia. Los gobiernos saben mejor que nadie cual es la situación local, pero los donantes internacionales tienen mayor experiencia en el trabajo en desastres de gran escala.
  • Integre a los expertos de Naciones Unidas, y especialmente al Equipo de las Naciones Unidas para la Evaluación y Coordinación de Desastres (UNDAC), al sistema nacional de evaluación. La mejor estrategia es integrar los recursos y trabajar en equipo. Antes que ocurra un desastre, discuta con el Representante Residente de la ONU la posibilidad de asignar un equipo UNDAC para que trabaje dentro del Comité de Emergencia Nacional, en vez de que estén en las oficinas de ONU. Esta colaboración conjunta permitirá evitar estadísticas conflictivas y conclusiones diferentes en los informes de evaluación, que al final debilitan a las instituciones nacionales.
  • Facilite el trabajo de los equipos de respuesta de otros países, o de ONG, aunque debe ser firme en requerir que los resultados sean compartidos con todos. La falta de intercambio de información en las evaluaciones posteriores al tsunami asiático fue grande e ineficiente para todos.
  • Con la ayuda de UNDAC, trate de coordinar y asignar responsabilidades específicas a los equipos externos (por geografía o por sector). Las autoridades nacionales deben enfocarse en recolectar y brindar una evaluación general.
  • Acepte que los medios de comunicación tienen una gran influencia sobre lo que sucede con la ayuda internacional. Invite a los medios a participar en las evaluaciones de campo, de la misma manera en que los periodistas están “metidos” en el conflicto en Irak. Ellos pueden proporcionar una perspectiva muy útil. Si no los involucra, entonces divulgarán su propia visión de lo que falta y su diagnóstico puede no ser tan objetivo o integral como se requiere.
  • Finalmente, no espere a tener toda la información para preparar guías sobre lo que se necesita, y especialmente, lo que no se necesita, porque será muy poco productivo. Los escenarios de desastres son, usualmente, parecidos. Una vez que las autoridades nacionales tienen una idea general de la magnitud del desastre (a más tardar en unas cuantas horas), se deben hacer solicitudes  preliminares y conservadoras , que podrán ser enmendadas o ajustadas para necesidades mayores a medida que tienen más información .

Implications for health  needs assessments

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Implicaciones para las evaluaciones de necesidades de salud

En base a la definición de salud de la OMS, muchas de las necesidades humanitarias están relacionadas con la salud. Poner en práctica las recomendaciones anteriores, dirigidas a los coordinadores nacionales de desastres, tendrá una influencia directa sobre cómo el Ministerio de Salud y la OPS/OMS abordan una evaluación. Algunas ya se han convertido en práctica común:.

  • La transparencia y la confianza se consiguen cuando los oficiales de la OPS/OMS y el Ministerio de Salud hacen visitas de campo conjuntas a las áreas afectadas por el desastre. No sería de beneficio para nadie si la OPS simplemente pasase a la comunidad internacional informes recibidos de los servicios de salud locales. Asimismo, las estimaciones del riesgo de un brote de enfermedad deben estar basadas en la evidencia, y se debe evitar hacer declaraciones alarmistas que inevitablemente hacen daño a la credibilidad a largo plazo. La estrategia de establecer un centro de operaciones de emergencia nacional/internacional dentro del Ministerio de Salud puede ser copiada por otros sectores.

  • La extensa experiencia de la OPS/OMS en el manejo de los desastres, tanto dentro como fuera de las Américas, ha sido una ventaja para los ministerios de salud, en términos de poder anticipar las necesidades humanitarias futuras. La emisión temprana, por la OPS/OMS, de un llamado de socorro confiable es un logro notable; sobre todo si está hecho antes de que el Ministerio de Salud y la ONU hayan completado su evaluación inicial. Demuestra la relación de cooperación entre la OPS y el Ministerio de Salud. Las guías de la OPS sobre donaciones efectivas o sobre los hospitales de campaña también han ayudado a resaltar áreas menos efectivas de la ayuda de desastres.

    Algunas áreas que se pueden mejorar

    • Continua siendo un reto facilitar las evaluaciones que realizan las ONG de salud. Se necesita trabajar más para transformar completamente estas ONG en socios valiosos y competentes de los ministerios de salud.

    • Invitar a los medios de comunicación internacionales a participar en visitas de campo todavía no es una práctica típica ni aceptada por ninguna de las partes. Las conferencias de prensa son muy infrecuentes y no son un substituto para incluir fuentes de noticias selectas en las operaciones de la OPS/Ministerio de Salud.

    • La OPS está en una posición ideal, como parte de la ONU (y UNDAC), y como colaborador directo del Ministerio de Salud (y Protección Civil), para servir como puente entre los esfuerzos nacionales e internacionales de evaluación.

    La ayuda internacional ha ido creciendo y se ha hecho más generosa. Pero esto ha generado mayores requerimientos, totalmente legítimos, para conocer de primera mano la  la información sobre la ayuda humanitaria requerida. Los coordinadores nacionales deben tratar de satisfacer estos requerimientos. En el pasado, las evaluaciones bilaterales, y especialmente las multilaterales, involuntariamente han significado una carga para las contrapartes nacionales. Con el acceso que tienen a mejores sistemas de comunicación y de logística, estos equipos externos pueden terminar perjudicando a los equipos nacionales con la publicación de estadísticas y evaluaciones que causan discrepancias, sin tratar de reconciliar las perspectivas e información diferente. Por este motivo, las autoridades nacionales de desastres deben asegurar que el UNDAC fortalezca la capacidad nacional de coordinar la evaluación general en vez de reemplazarla. Lo más importante es que la información sea compartida abiertamente por las ONG y los donantes, para conocer que será lo más importante y beneficioso para las victimas del desastre.