Esta editorial continúa la discusión del enfoque de coordinación en grupo de la ONU, que empezamos en la edición de abril de este boletín. A medida que se hace más común “internacionalizar” la respuesta a los desastres, ¿qué pueden esperar los países de América Latina y el Caribe cuando ocurra el próximo gran desastre? El enfoque de coordinación en grupo, parte de un amplio proceso de reforma de la ONU, tiene como objetivo mejorar la calidad de la respuesta humanitaria. Su éxito dependerá de varios factores.

altEs ampliamente reconocido que los países de América Latina y el Caribe han acumulado una gran experiencia durante varias décadas en el manejo de la salud en desastres. Sin embargo, a pesar de estos conocimientos, todavía hay campo para que el enfoque de coordinación en grupo ayude a mejorar la respuesta a los desastres, y que durante el proceso, se termine por fortalecer a las instituciones nacionales responsables de la coordinación de desastres. Está por verse si esto ocurre o no, y dependerá de varios factores:

Responsabilidad clara ante las autoridades nacionales. Casi todo el mundo está de acuerdo que es esencial rendirle cuentas a las víctimas, algo que se debió haber hecho hace mucho tiempo. El desacuerdo está en determinar quién representa a la población afectada. Los organismos humanitarios con frecuencia asumen la responsabilidad de quienes consideran sus beneficiarios—la población afectada. Con el pretexto de la imparcialidad, algunos organismos pueden llegar al extremo de rechazar cualquier papel del cuerpo organizador nacional en guiar o dirigir sus esfuerzos. En la práctica, con frecuencia, los organismos humanitarios rinden cuenta de sus acciones a sus donantes antes que a sus contrapartes nacionales. Por lo tanto si el enfoque en grupo va a ser de ayuda y va a fortalecer a las instituciones nacionales, la rendición de cuentas del organismo coordinador no puede ser exclusivamente ante un coordinador humanitario de la ONU, sino que debe incluir al organismo nacional correspondiente, como es el caso en las Américas, donde la OPS/OMS le rinde cuentas a los ministerios de salud. Hay otros temas que hacen que la brecha crezca. Por ejemplo, evaluaciones que se realizaron después del tsunami en Asia meridional y del terremoto en Pakistán señalan la existencia de mecanismos de coordinación paralelos: uno (multisectorial o de salud) al nivel nacional y otro (multigrupal o de salud) al nivel internacional, superimpuesto e independiente del anterior. El mecanismo internacional con frecuencia tiene estructuras financieras y de comunicación mucho más avanzadas de las que poseen las autoridades nacionales. Además, las barreras del idioma impiden la comunicación efectiva. El inglés es el idioma humanitario de facto, y esto pone en desventaja a administradores de desastres en países donde no se habla el idioma. A pesar de estos problemas, las autoridades nacionales, quienes se quedarán en el lugar mucho después que se hayan marchado los actores internacionales, deben ocupar un lugar importante en cualquier iniciativa de grupo de la ONU.

alt

Evitando los conflictos de interés. Las agencias que asumen el papel de organismo coordinador tienen que estar preparadas para servir imparcialmente a todos los actores del grupo y sus socios, a pesar que en otras circunstancias deban competir con ellos por fondos y visibilidad. Sin embargo, en muchos casos, el mismo representante de una agencia de Naciones Unidas ha servido tanto como coordinador del grupo como representante de la agencia, exponiéndose a la crítica de que el grupo se ha convertido en una herramienta para promocionar los intereses de la agencia.

Como una manera práctica de minimizar los posibles conflictos de interés, los organismos coordinadores, que incluyen a la OPS/OMS en salud, deberían considerar asignar a un oficial exclusivamente para el papel de coordinador del grupo y designar a otro oficial para manejar las funciones de la agencia. La manera en que las agencias determinan quien se hará cargo de cada función indica donde están sus prioridades. Por ejemplo, ¿asignan a sus profesionales con más experiencia y posición jerárquica para la posición de coordinador de grupo (una responsabilidad colectiva) o reservan a estos oficiales para beneficiar sus intereses institucionales? Para la OPS/OMS, la responsabilidad colectiva debería ser más importante.

¿A quién incluye este enfoque? Muchas ONG piensan que el enfoque en grupo está dominado por las Naciones Unidas, y este pensamiento es de entender, ya que todos los organismos coordinadores son agencias de la ONU o intergubermentales. Sin embargo, las ONG brindan la mayor parte de la ayuda externa a las víctimas de los desastres y la mayoría, aunque no todas, son profesionales y competentes. Pueden aceptar la autoridad legal del ministerio de salud o el sistema de protección civil en el país afectado; sin embargo están menos dispuestos a ser subordinados de una agencia de Naciones Unidas. Por lo tanto, el éxito del enfoque de coordinación en grupo dependerá del valor agregado que ofrece a todos los socios: ¿Hace más fácil el trabajo de las ONG y de otras agencias fuera de la ONU? ¿Apoya el trabajo de todos los actores del grupo, tanto técnica como operacionalmente? ¿Se utiliza la influencia del organismo coordinador para conseguir recursos para todos los actores o sólo para sus propios proyectos? La OPS/OMS continuará ayudando al Ministerio de Salud a desarrollar una cooperación abierta que demuestre compromiso y capacidad con todas las ONG de salud nacionales o internacionales.

El tiempo dirá si el enfoque en grupo de las Naciones Unidas realmente mejora, no sólo la respuesta internacional a los desastres, sino también la capacidad del país afectado por el desastre en las Américas. Los coordinadores nacionales de desastres a nivel multisectorial probablemente tendrán la última palabra. Ahora—antes que ocurra un desastre de gran magnitud—es el momento para iniciar el diálogo con los representantes de ONU en sus países sobre el papel respectivo que tendrán los líderes gubernamentales y las agencias de ONU cuando llegue el momento de planificar, realizar y auspiciar las reuniones de coordinación de los grupos. Se debe decidir con anticipación la frecuencia de estas reuniones. ¡De eso se tratan los preparativos!

En el campo de la salud, el enfoque en grupo le brindará a la OPS/OMS la oportunidad, y se espera también que el apoyo, para asegurar que el Ministerio de Salud pueda “establecer mecanismos de coordinación adecuados  . . . así como planificación estratégica y respuesta operacional”—funciones asignadas por el Comité Permanente entre Organismos a los coordinadores de grupos, pero que son fundamentalmente y principalmente las de los coordinadores nacionales de desastres.