El mundo de la ayuda humanitaria está cambiando rápidamente. Los gerentes de desastres de América Latina y el Caribe deben estar al tanto de los nuevos mecanismos internacionales, tales como el enfoque en grupo, y qué es lo que éstos significarán en el próximo desastre de gran magnitud.

La coordinación de la ayuda externa después de desastres de gran magnitud es la responsabilidad del gobierno del país afectado. En un mundo perfecto, la autoridad nacional de manejo de desastres (el sistema de Protección Civil, la comisión nacional de emergencia o alguna otra institución) o un ministerio (relaciones exteriores o salud, por ejemplo) estarían preparados para hacerse cargo de estas catástrofes, que con frecuencia generan una cantidad masiva de ayuda exterior. Pero en la vida real, ¿están ellos a cargo?

altEn los últimos cinco años, los países de América Latina y el Caribe se han librado de la clase de desastres realmente catastróficos que incitan al mundo entero a responder generosamente. Sin embargo, la abrumadora respuesta al tsunami en Asia Meridional y el terremoto en Pakistán demuestran la rapidez con la que está cambiando el mundo humanitario a nuestro alrededor. Desafortunadamente, los cambios han pasado desapercibidos para la mayoría de los coordinadores naciones de desastres de esta Región, ya que éstos están más preocupados en la preparación y respuesta a los desastres menores que afectan periódicamente a sus países.

Las recientes emergencias en Asia propiciaron que cientos de actores externos que se precian de ser independientes (agencias de ONU, sociedades de la Cruz Roja, ONG, agencias bilaterales y ejércitos extranjeros), llegaran al lugar de los hechos. La coordinación se convirtió en un reto prácticamente imposible de manejar para la ONU y las autoridades nacionales. Ciertas tareas, como evaluaciones de necesidades, formulación de prioridades, asegurar que los actores internacionales trabajaran correctamente y minimizar brechas y duplicaciones, no pudieron realizarse con plena satisfacción. Si algunos consideraron que la respuesta al huracán Mitch fue relativamente caótica, ésta puede ser usada como modelo de coordinación, si se le compara con la respuesta al tsunami.

El sentido de solidaridad creciente con la víctimas de los desastres—orquestado muy bien tanto por los medios de comunicación como por las agencias humanitarias—inevitablemente promueve no sóx lo contribuciones generosas, sino también al apuro por enviar ayuda, sin ningún tipo de coordinación: exceso de hospitales de campaña que llegan demasiado tarde; grupos de asistencia psicosocial con poca experiencia; agencias que se congregan en los lugares más accesibles y donde se encuentran las necesidades más visibles; y por supuesto, las cantidades abrumadoras de suministros inapropiados, que no han sido solicitados. La larga lista de ejemplos de mala coordinación ha sido documentada desde que se publicó el célebre artículo de Alfred Sommer y Henry Mosley en la revista Lancet, “El ciclón del este de Bengala en noviembre de 1970: enfoque epidemiológico a la evaluación del desastre”. Algunas cosas todavía no han cambiado.

Lo que si ha cambiado, sin embargo, es el riesgo que se percibe en que el propio proceso designado a fortalecer a la comunidad humanitaria (“la industria más grande sin ningún tipo de regularización” de acuerdo al Informe Mundial sobre Desastres 2004 de la Cruz Roja) pueda tener como consecuencia involuntaria la marginalización de instituciones nacionales y por ende la de los coordinadores nacionales de desastres.

En los últimos veinte años, la Asamblea General de la ONU le ha dado mucha atención a los mecanismos internacionales para asegurar una mejor respuesta coordinada en situaciones de desastre. Los países tanto dentro como fuera de las Américas deben estar al tanto de la existencia del Comité Permanente entre Organismos (IASC—por su nombre en inglés), establecido en junio de 1992 en respuesta a la resolución 46/182 de la Asamblea General de la ONU sobre el fortalecimiento de la ayuda humanitaria. El IASC es un foro para la coordinación, desarrollo de políticas y toma de decisiones que involucra a los actores claves de ayuda humanitaria tanto dentro como fuera de las Naciones Unidas. Una de las iniciativas más importantes del IASC es el “enfoque de coordinación en grupo”, que se está implementando ahora.

El IASC ha identificado nueve áreas de actividad humanitaria (logística, telecomunicaciones durante emergencias, albergue de emergencia, salud, nutrición, agua/higiene/saneamiento, recuperación temprana, protección y manejo de campos) que necesitan ser fortalecidas. Se le ha asignado la responsabilidad de cada área a un miembro del IASC.1

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La OPS/OMS coordina el grupo temático sobre temas de salud relacionados a los más de dos millones de colombianos desplazados.

El rendimiento de cuentas es lo nuevo

El enfoque en grupo en si no es un concepto nuevo. Es similar al enfoque sectorial que la OPS/OMS y otras agencias han implementado por algún tiempo. En Colombia, por ejemplo, hay “comités temáticos” que son responsables de la coordinación de temas relacionados al desplazamiento de más de dos millones de colombianos. La OPS/OMS coordina el comité temático de salud. Lo que si es nuevo, es el concepto de coordinación y, lo que es más importante, el rendimiento de cuentas de las operaciones que los organismos coordinadores deben asumir. Los organismos coordinadores deben “rendir cuentas por asegurar, lo más que sea posible, el establecimiento de mecanismos de coordinación adecuados . . . así como la planificación estratégica y respuesta operacional adecuadas”. El organismo coordinador no sólo es responsable de rendir cuentas por la coordinación del grupo, sino que también debe ser el “proveedor de última instancia” cuando no se están satisfaciendo las necesidades críticas.

¿Qué significa ser un proveedor de última instancia?

Como coordinadores del grupo, los organismos trabajan con los actores humanitarios relevantes que tienen competencia y capacidad en áreas específicas. En un país donde se enfrenta una situación de emergencia o desastre, el organismo coordinador brinda apoyo al Coordinador Humanitario. Ellos no son necesariamente los que realizan las actividades; sin embargo. son responsables de asegurar que éstas sean implementadas. En este sentido, cuando todo falla, el organismo coordinador debe ponerse al frente y hacer el trabajo. El concepto de proveedor de última instancia es el paso final en el rendimiento de cuentas. No obstante, las implicaciones financieras de esta responsabilidad para los organismos coordinadores de los grupos deben ser estudiadas y aclaradas.

 

¿Cuáles son los organismos coordinadores de los grupos?

A nivel global, la OMS es el organismo coordinador del Grupo de Acción Sanitaria en Crisis Humanitarias, mientras que a UNICEF se le ha asignado la responsabilidad de nutrición y agua/higiene/saneamiento. Este es un cambio en la práctica tradicional de la OPS de agrupar estas dos áreas bajo el campo de la salud. Sin embargo, la designación de organismo coordinador de grupo es una responsabilidad humanitaria operacional que no le quita el liderazgo normativo y científico a la OPS/OMS en todas las áreas de salud, siendo ésta definida en su más amplio sentido.

El impacto futuro en las Américas

¿Cómo se verá la respuesta externa al próximo desastre de gran magnitud en América Latina y el Caribe? La tendencia marcada hacia la elevada “internacionalización” de los desastres no se podrá detener fácilmente. Algo positivo es que la comunidad humanitaria internacional—tanto donantes como la ONU y ONG—se siente directamente responsable por la población afectada por los desastres. Sin embargo, imponer el enfoque de grupo en un país sin tener en cuenta su nivel de sofisticación y experiencia en el manejo de los desastres puede ser considerado como arrogante. Lo que sería aún peor es que podría tener un impacto negativo en los esfuerzos de creación de capacidades locales, como salió a relucir en los informes de evaluación del tsunami. Los países de América Latina y el Caribe tendrán la responsabilidad de evaluar los cambios en el sector humanitario global y prepararse a asumir un rol de liderazgo en las operaciones de respuesta.

En el próximo boletín veremos los factores que influenciarán como el enfoque de coordinación en grupo contribuirá a una respuesta más efectiva y fortalecerán las agencias nacionales de gestión de desastres.


 

1 Los miembros del IASC son: PNUD, ACNUR, FAO, OMS, PMA, UNFPA y UNICEF.