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Editorial 127 - Foto Agung Santoso

El impacto de las erupciones volcánicas sobre la salud es de alta relevancia, en particular los efectos de la ceniza volcánica en el sistema respiratorio y en la salud en general.

En la región de las Américas varios volcanes se encuentran en proceso de erupción, como el Kilauea (Hawái) en Estados Unidos, Popocatépetl en México, Fuego, Pacaya y Santiaguito en Guatemala, Reventador, Cotopaxi y Sangay en Ecuador, entre otros.

La erupción del Volcán de Fuego en Guatemala en junio de 2018 cobró la vida de más de 100 personas, y dejó 197 desaparecidos, varios heridos, y cientos de personas albergadas; además, la emisión y caída de ceniza volcánica ha sido permanente desde su erupción.

Si bien las erupciones volcánicas ocurren mucho menos frecuentemente que otras causas naturales de desastres, como los terremotos y las inundaciones, la mayoría de los volcanes pueden provocar erupciones potencialmente peligrosas al emitir grandes cantidades de gases y cenizas en pocas horas, y, en ocasiones, continúan con una actividad intermitente de incluso semanas y meses. Los gases normalmente se dispersan en la atmósfera y representan poco riesgo para las poblaciones locales. Sin embargo, el penacho de cenizas puede afectar a amplias áreas.
La mayor parte de las comunidades en las regiones volcánicas no están preparadas para estos eventos.

Hoy se pueden esbozar algunas de las principales lecciones aprendidas en lo que se refiere a la protección de la salud frente a erupciones volcánicas a través de los diferentes ejemplos que nos ha ido dando la historia.

Ha quedado claro que las partículas respirables que se producen en las erupciones no son tan agudamente peligrosas para la salud respiratoria como el humo de los combustibles fósiles. Uno de los descubrimientos de la investigación sobre la erupción del volcán Monte Santa Helena, en 1980, arrojó que la ceniza volcánica puede contener cantidades inusualmente elevadas de un mineral llamado sílice cristalina, presente en las partículas respirables, y que puede llegar a los pulmones. Una exposición sustancial a este compuesto podría llevar a desarrollar la silicosis, una enfermedad pulmonar que se diagnostica normalmente a los trabajadores expuestos de manera severa a polvo de sílice en minas y canteras.

En la última década, los avances en la epidemiología de los efectos de la polución del aire sobre la salud, en los países de renta media y alta, han mostrado el rol fundamental que juegan las partículas más finas como las más tóxicas de entre todos los componentes de las emisiones relacionadas con el tráfico. Una exposición de corto plazo a fracciones de partículas de menos de 10 micras de diámetro (PM10) y, en particular, de menos de 2,5 micras (PM2,5) puede exacerbar enfermedades respiratorias pre-existentes e incrementar la mortalidad prematura en grupos de pacientes que sufren de enfermedades crónicas. Una exposición mayor, de quizás solo unos pocos años, ha mostrado que contribuye a incrementar la mortalidad por enfermedades respiratorias y cardiovasculares y por cáncer. La ceniza volcánica de las erupciones normalmente comprende una gran proporción por peso de PM2,5 y la concentración de esta fracción en el aire puede exceder ampliamente las recomendaciones de calidad del aire emitidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante meses en el caso de erupciones cortas, y durante años en el caso de erupciones de mayor duración. Además, se observa que los síntomas se recrudecen tras una exposición aguda a la ceniza en personas con asma u otras enfermedades crónicas de tipo pulmonar, como ya se vio en el caso del volcán del Monte Santa Helena.

Cuando los volcanes en erupción continúan emitiendo cenizas durante meses, se incrementan las preocupaciones relativas a todo el rango no-respiratorio de impactos para la salud relacionados con las partículas PM2,5, aspecto que causa tanta o más ansiedad en términos de salud pública como la sílice cristalina en el pasado. Un ejemplo importante de la cautela que deberíamos tener ante este tipo de eventos fue la erupción del volcán Cordón Caulle en 2010 en Chile con una caída de ceniza que se extendió hasta Argentina, particularmente hasta las áreas secas de las estepas de la Patagonia. No fue hasta tres meses después que las condiciones en algunas ciudades de la zona mejoraron lo suficiente como para retomar la vida normal. Sin embargo, algunos depósitos de ceniza muy espesa permanecieron en el terreno durante muchos meses después y fueron avivados por fuertes vientos, en algunos casos dando lugar a potentes tormentas de ceniza que redujeron la visibilidad a cero de manera temporal. Si bien la ceniza no contenía sílice cristalina, la exposición media a PM2,5 se hubiera elevado significativamente en este ambiente árido durante los meses e incluso los años siguientes. No obstante, no se llevó a cabo estudios para monitorear la salud de la población, en particular de los niños.

Todavía se debe realizar más estudios para determinar si las partículas PM2,5 en la ceniza volcánica son tan tóxicas como una fracción del mismo tamaño en la contaminación relacionada con el tráfico. En el pasado se asumió que tratándose de una partícula mineral natural no era tan peligrosa. Sin embargo, ahora no podemos asegurar que eso sea así. Por esta y por otras razones se recomienda a la población y a las autoridades en zonas de caída de ceniza que ayuden a reducir la exposición a ésta tanto como sea posible, iniciando con su retirada de las zonas habitadas y protegiendo a los trabajadores. Además, las muestras de ceniza deben ser analizadas en laboratorios experimentados para excluir la presencia de sílice cristalina y para cuantificar el tamaño de las fracciones de partículas.

Asimismo, una protección respiratoria eficiente será necesaria todo el tiempo en el que se produzca una fuerte caída de ceniza, especialmente para aquellas personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares previas. Estas personas deberían permanecer lo máximo posible en espacios interiores. En cuanto a los elementos de protección, investigaciones recientes han mostrado que las máscaras ligeras y de alta eficiencia son las más eficaces para reducir la inhalación de PM2,5 en ceniza volcánica y que son preferibles a la protección casera que la gente utiliza normalmente para cubrir sus caras. Además, se debería evitar que los niños jugasen en lugares donde se haya depositado la ceniza o cerca de carreteras polvorientas.

Peter J. Baxter, Doctor en Medicina de la Universidad de Cambridge, Reino Unido. Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

Recomendaciones de la OPS para la caída de ceniza y protección del sistema respiratorio

El impacto de las erupciones volcánicas sobre la salud es de alta relevancia, en particular los efectos de la ceniza volcánica en el sistema respiratorio y en la salud en general. En consulta con varios expertos, la OPS ofrece recomendaciones para el público en general sobre qué hacer cuando la ceniza volcánica comienza a caer o cuando cae de manera continua, cómo protegerse si necesita salir, cómo actuar si está en su casa y consejos de protección respiratoria tanto para la población en general como para aquellas personas que son más vulnerables a las partículas de cenizas.

Asimismo, explica los principales efectos sobre la salud de la caída de ceniza a nivel respiratorio, tóxico y ocular.

Para revisar la información completa visite: http://bit.ly/2CwS462.

Protección Respiratoria

Las personas deben saber que respirar las cenizas puede ser dañino y se recomienda la protección para todos.

proteccionResp01 Para la población en general que tiene que dejar sus hogares por períodos cortos, cualquier tipo de mascara quirúrgica común podría ser eficiente. Asegurar un buen ajuste de la máscara a la cara, ajustando los clips y las correas para la nariz.
  Se debe considerar dos tipos de población para obtener consejos especiales de protección respiratoria:
proteccionResp02 Personas que trabajan afuera y están muy expuestas a la ceniza (por ejemplo, equipos de limpieza, equipos de emergencia y rescate, policía).
proteccionResp03 Las personas que son más vulnerables a las partículas de cenizas (por ejemplo, pacientes con afecciones médicas graves, pacientes con asma, niños, ancianos).