Cuauhtemoc Ruiz-MatusLa vacunación ha demostrado, a través de los años ser una de las acciones de mayor costo-efectividad, costo-beneficio y de mayor aceptación e impacto social en la mejoría de la salud de los pueblos.

Durante la década de 1970, los países del mundo enfrentaban una alta carga de morbilidad y mortalidad causada por enfermedades para las cuales ya existían vacunas, pero las que no eran aún utilizadas adecuadamente por la falta de programas consolidados y estrategias exitosas. En 1974, la Asamblea Mundial de la Salud convocó a los países del mundo a establecer el Programa Ampliado de Inmunización (PAI), el que contaba con inmunobiológicos contra seis enfermedades prioritarias: las formas severas de tuberculosis, la poliomielitis, la difteria, la tos ferina o pertusis, el tétanos y el sarampión. En este contexto, en 1977, el Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) – constituido por los ministerios de salud de los países de las Américas – adoptó la Resolución que establecía el Programa Ampliado de Inmunización en las Américas. En 1979, con el propósito de reforzar y acelerar los esfuerzos del establecimiento del PAI en los Estados Miembros de la OPS, comenzó la operación del Fondo Rotatorio para la compra de vacunas. El objetivo principal del Fondo fue brindar acceso oportuno y sostenible a vacunas, jeringas y equipos de cadena de frío de calidad. Ese mismo año, 1979, nació el Boletín Informativo del PAI (ahora llamado Boletín de Inmunización) como una publicación periódica para facilitar y favorecer el intercambio de habilidades, conocimientos e información relevante para el PAI de la Región de las Américas.

Con la implementación del PAI, las coberturas de vacunación en las Américas incrementaron de niveles de 25% a 30% durante la primera parte de la década de los setentas, a coberturas cercanas a 60% a comienzos de los ochenta y a más de un 90% a principios del siglo XXI. En 1985, el avance de los programas de inmunización proporcionó a los países de las Américas la confianza para trazarse la meta de erradicar la poliomielitis del Hemisferio Occidental. Una meta a la cual se llegó en 1991, con el último caso de polio salvaje reportado en Perú ese año. En 1994, la Comisión Internacional para la Certificación de la Erradicación de la Poliomielitis en las Américas concluyó que se había interrumpido la transmisión del poliovirus salvaje autóctono del Hemisferio Occidental. Considerando este éxito, los países de las Américas se embarcaron en una nueva iniciativa regional: la eliminación del sarampión. El último caso de sarampión autóctono en las Américas fue notificado el año 2002. Nuevamente, con base a este logro, los países de las Américas establecieron un nuevo desafío en el 2003, el de eliminar la rubéola y el síndrome de rubéola congénita para el año 2010; desde el año 2009 no se han reportado casos de rubéola autóctona en la Región.

Gracias a los avances de investigaciones en inmunización y en salud pública se ha llegado a disponer de inmunobiológicos contra enfermedades adicionales, permitiendo que en la primera década de los años 2000, se hayan adicionado varias nuevas vacunas al esquema básico de vacunación del PAI. En la actualidad, todos los países de la Américas vacunan contra la rubéola y todos a excepción de Haití incluyen vacunas contra las paperas, la hepatitis B y el Haemophilus influenzae tipo b (Hib); Haití planea introducir estas vacunas a partir del 2012. La mayoría ofrece la influenza estacional y todos los países enzoóticos incluyen la vacuna contra la fiebre amarilla en sus esquemas de vacunación. La introducción de las vacunas antirrotavírica y antineumocócica conjugada en los esquemas regulares de vacunación en la Región de las Américas ha sido la más acelerada del mundo, lo que ha permitido aumentar el número de vidas salvadas y contribuir así hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El incremento en el uso de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) por países de las Américas en los últimos años coloca a la Región nuevamente a la vanguardia. Con el advenimiento de nuevas vacunas, los programas de inmunización infantil se han convertido en programas de vacunación de la familia.

La inmunización es una de las más intervenciones costo-efectivas disponibles en salud pública. Más de la mitad de las ganancias en la reducción de la mortalidad infantil en América Latina y el Caribe en los últimos años son atribuibles a la vacunación. Las vacunas siguen siendo una de las intervenciones clave para alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir la mortalidad en niños menores de 5 años. El éxito de los programas de inmunización en la Región es atribuible a varios factores. Estos factores incluyen el fuerte compromiso político, ya que en la mayoría de los países se considera al programa de inmunización como un bien público; una sólida gestión del programa; el desarrollo y la ejecución de planes de acción de inmunización anuales y quinquenales; la existencia de legislación que facilita la sostenibilidad financiera del programa de inmunización, asegurando fondos para la compra de vacunas y las operaciones del programa; el uso de datos para la acción, a través de un adecuado sistema de vigilancia epidemiológica respaldado por una red de laboratorios de diagnóstico eficaz; y la capacidad del programa para adaptarse y responder a circunstancias excepcionales, como fue la vacunación pandémica del 2009-2010, por ejemplo.

Como Programa de Inmunización Regional, ha sido importante el acompañamiento técnico del Secretariado de la OPS a sus Estados Miembros. También han sido clave factores como el panamericanismo o el dar un valor fundamental a la cooperación entre los países; la coordinación transfronteriza de las actividades de vacunación y de vigilancia epidemiológica; el intercambio abierto y franco de información y experiencias – en diferentes foros, incluyendo el Boletín de Inmunización; la cooperación técnica permanente de la OPS para apoyar para los países que los necesitan; el Fondo Rotatorio para la compra de vacunas como un mecanismo de equidad y solidaridad que garantiza el acceso a vacunas de calidad y a precios razonables; y el buen funcionamiento de los mecanismos de apoyo técnico y la coordinación entre los socios. Cabe destacar el importante papel que ha tenido el Grupo Técnico Asesor sobre Enfermedades Prevenibles por Vacunación (o TAG por sus siglas en inglés) de la OPS. El TAG es un órgano regional de apoyo de expertos en vacunas e inmunización de las Américas, que se reúne cada dos años para revisar los avances recomendar estrategias, objetivos y metas para mejorar las coberturas de inmunización, fortalecer la vigilancia de enfermedades inmunoprevenibles y mejorar las acciones de vacunación en la Región.

Otra iniciativa regional importante es la Semana de Vacunación en las Américas (SVA). Desde sus inicios en el 2003, cada año la SVA representa una oportunidad clave para llegar con los servicios de vacunación a los más desatendidos y mantener la inmunización en la agenda política y social de los Estados Miembros. Otras regiones de la Organización Mundial de la Salud han emprendido iniciativas similares y estamos prontos a alcanzar el sueño de una Semana Mundial de Vacunación.

Pocas intervenciones consiguen tener un efecto similar al que continúa teniendo la inmunización en la transformación del panorama mundial en materia de salud. Al comenzar la segunda década del siglo XXI, la Visión y Estrategia Regional de Inmunización (RIVS por sus siglas en inglés) de la OPS ha de servir como hoja de ruta para que los programas de inmunización: 1) protejan sus logros, en cuanto al control, eliminación y erradicación de enfermedades prevenibles por vacunación; 2) aborden la agenda inconclusa en inmunización, incluyendo la ampliación del uso de vacunas subutilizadas como las vacunas contra la influenza y contra de la fiebre amarilla, la eliminación del tétanos neonatal en Haití y el llegar a coberturas ?95% en todos los distritos o municipios; y 3) enfrenten los nuevos retos, tales como la introducción de nuevas vacunas, y en general más costosas, a sus programas regulares. Con este fin, la iniciativa ProVac de la OPS, ayuda a los países a tomar decisiones informadas, basadas en evidencia, para la introducción de nuevas vacunas al proporcionar asistencia y apoyo técnico para la utilización de herramientas de evaluación económica y al apoyar a los Comités Consultivos Nacionales de Inmunización.

El Boletín de Inmunización ha sido, y continuará siendo, un fiel vocero de la historia de éxito PAI en las Américas. Todos los esfuerzos realizados a nivel de país y de Región han quedado plasmados en las páginas del Boletín de Inmunización. Este Boletín no es solo un documento que guarda la historia de éxitos y tribulaciones del Programa de Inmunización en las Américas, sino que representa un elemento vivo que permite servir de referencia y ejemplo para otros programas y Regiones del mundo. El Boletín de Inmunización es también un reconocimiento para todos los trabajadores de salud pública que día a día dan el mejor de sus esfuerzos para lograr que todos, niñas y niños, familias y comunidades estén debidamente vacunados.

Cuauhtémoc Ruiz Matus
Asesor Principal de Inmunización
Organización Panamericana de la Salud